sábado, 9 de julio de 2011

Hablamos

Hablar.- Articular, proferir palabras para darse a entender.

Es el concepto que la Real Academia Española (RAE) nos proporciona. Sin embargo, para mí, significa más que eso. ¿Qué es hablar? Entablar una conversación con alguien, ya sea escrita, de manera oral, hasta en un chat o messenger (las nuevas formas de comunicación que se hallan actualmente).
Hablar lo hago todos los días, desde que me levanto hasta que me acuesto. Desde que hablo con mi mamá para preguntarle cómo le está yendo hoy, hasta cuando voy a la universidad y poder bajar en mi paradero para llegar puntual a clases.
Difícil no es. Es una de las características que todo ser humano posee desde que nacemos. Exactamente desde que nacemos no, pero algo así. No obstante, para mí es difícil. Es decir, no es difícil porque puede ser que venga de cualquier sitio y pueda comezar una conversación mi mamá pero, ¿en qué momento se me hizo complicado hablar con chicos en persona? En realidad, no hablo de todos los chicos del mundo si no me refiero a él. Sí, a él. Se me hace difícil, complicado, complejo, arduo, problemático (y todos los sinónimos que se relacionen a estas palabras.) poder decirle: "Hola, ¿qué tal? -Bien, ¿tú? -Ahhh, ¿sí? -Qué genial". Sí, para mí es difícil. Si comenzara diciendo como hablamos sería raro pues ni yo creo que hablamos pero sí lo hacemos. ¿Cómo? Por una red social conocida, de la cual hicieron una película. Como en la universidad nos separan por horarios, él estaba en mi horario y lo agregué me aceptó, todos felices. Bueno no sé si todos pero yo sí. Comenzó con la pregunta: "Hola, ¿tienes la pregunta de filosofía?" y desde ese momento hablamos. Yo diría que casi siempre, pero hay veces en las que mi vergüenza me gana y no puedo escribirle un hola o un qué tal te fue hoy en la prueba. Rutunariamente se había vuelto eso, entrar a mi cuenta, verlo conectado, hablarle o esperar que me hable. Suena raro pero lo hacíamos así, rutina. Sin embargo, en la universidad no nos decíamos ni hola. Hasta que llegó el día, el día de un arduo y extenso examen de Matemática, para ello una gran amiga fue a visitarme a la universidad, nos acercamos al grupo donde estaban los de mi salón. No exactamente nos acercamos pero estabamos cerca donde ellos estaban. Él volteó y yo no podía dejar de mirarlo. No sé si era solo yo pero él también me miraba, hasta que se acercó por que mi amiga estaba cerca a su mochila y me de la nada dijo hola, sacando una sonrisa que muy pocas veces se le podía ver. Según muchos, era un amargado. Según yo, no lo era. Desde ese momento y cuando se puede, nos soltamos un hola pero nada más. ¿Frustración? No, simplemente esperaba algo más.

La semana de exámenes es la más agotadora para cualquier estudiante y el primer examen era Filosofía. Para todo estudiante de ciencias -ingeniería- se le hace muy complicado entender temas que sean relacionados con cursos de letras. El día anterior al examen decidí no estudiar ya que en el anterior examen me había ido bien pero de la nada me habló con esta red social y me preguntó si había estudiado. Hablamos un buen rato y me dijo que lo ayudara con Filosofía. En realidad no quería, pero igual lo hice. Lo hice porque yo también necesitaba practicar o repasar aunque sea algo de lo temas. Cuando comencé a leer las páginas que él había encontrado en internet sobre los temas, me dije: "¿Qué carajos es esto? Y yo que no quería estudiar". Aún recuerdo que me quedé hasta la 1 am estudiando con él. Luego el cansancio nos mató y decidimos dormir pero antes de eso, yo le había dicho que un amigo de nuestro salón dictaría sus clases (al final ni se apareció) y él m e dijo que tal vez iba o tal vez no.
Llegó el día del examen y me encontré con mi amiga (una chica con la que paré durante todo el ciclo). Buscabamos a personas de nuestro horario y encontramos a un chico (el más vago diría yo), sabía pero se confiaba mucho (sacó seis en el examen final del curso. ¿Es eso posible? Sí), no iba a clases solo iba porque quería estar en el Centro Federado de la universidad.  Le pregutamos sí había visto al chico que nos iba a ayudar pero no, no lo había visto lo llamó y se quizo disculpar por no poder ir. Yo le había dicho al chico que me gusta (llamado "Él") que nuestro amigo (llamado "Patriarca") iba a dar sus clases pero no pénsé que él me iba a hacer caso. Al final lo hizo y se pareció. Estabamos en un grupo pero igual hablabamos, reíamos y nos burlábamos de los que no habían estudiado como nosotros.

Es y será uno de los mejores recuerdos que haya podido tener con todo los chicos que me han gustado hasta ahora (muchos no han sido). En los siguientes días, nos quedabamso estudiando ciertos cursos hasta que su gusto por las fiestas lo venció y comencé a estudiar sola (forever alone, como se dice ahora).

¿Gratitud? Pues sí, el agradezco que me dijera: "¡Estudia! ¡Practica! Vamos, repasemos esto, repasemos lo otro" ya que si no lo hubiese hecho no habría practicado nada. Sin embargo, con todas esas veces que hablábamos y hablábamos me daba cuenta por qué me atraía o gustaba tanto. Solo puedo decir, gracias por hablar y no parecer lo que todos creían.
Dejaré el tema atrás o tal vez aun muy presente porque no puedo negar que hablar de esto me gusta. Simplemente, hablamos.

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